martes, 5 de mayo de 2015

Cap. 5: Pour some sugar on her.



—Sólo debes sentir lo que tienes en tu mano —dijo la extraña mujer hindú, con un lunar en la frente. En sí, Dianne no tenía idea de si era hindú, pero al menos lo parecía.
—¿Qué tengo? —preguntó la chica sintiéndose ignorante, tal vez era algo simbólico, pero lo cierto era que no veía nada en su mano, por más que le diera vueltas y vueltas.
—Ah, me olvidé de ponerle la piedra. Intentemos de nuevo.
No era tan ignorante después de todo. Comenzó a pensar que la trucha era la tipa, y no ella. Tampoco recordaba nada que viniese antes del ‘’sólo debes sentir lo que tienes en tu mano’’. Se rascó la nuca y apartó su mano.
—Con todo respeto, creo que le falta profesionalidad. O tal vez neuronas.
Dio media vuelta y quiso salir del lugar pero se dio cuenta de que era todo blanco y no había nada. Parecido al escenario de un famoso ‘’Pocoyó’’, años más tarde, o una página en blanco de Word, también años más tarde. Ahora empezaba a pensar que era ella quien necesitaba neuronas nuevas. Giró de vuelta con la intención de preguntarle a esa mujer dónde demonios estaba o si se había pasado de copas y eso era normal. Al hacerlo, la hindú había desaparecido. ‘’Jaja’’, pensó. ‘’Debo estar en un coma permanente. Quizás debería llorar en vez de reír’’.
Pero antes de que su mente se pusiera a funcionar, volvió al mundo siendo agitada por alguien, aparentemente.
-¡Dianne loca! ¡No nos dejes! ¡Yo quería que vivieras 10 años más, por lo menos! —chillaba su conocida Bianca—. Tú sabes que yo te quiero y te querré, en la salud y en la enfermedad, en la riqueza y en la…
—¡Baaaasta! —la chica le apartó las manos de sus hombros—. ¡Cualquiera que escuche eso después de haber estado inconsciente va a querer morir! ¡Dios, esta es la única mujer que realmente necesita de tu ayuda! ¡Neuronas, por favor!
—Veo que regresaste —aplaudió, mirándola con los ojos entrecerrados—. Estaba pronunciando mi discurso, y sabes que no me gusta que me interrumpan en mis discursos.


—Oh, perdón por haber osado ofender a la gran Rizzi, perdón.
—¿Sabes, graciosa? Tal vez deberías anotarte en algún lugar de humoristas, porque tus gracias tienen talento —Dianne rió y le revolvió el pelo—. Casi me da algo, ¿qué no ves? Un poco importante eres para mí.
—Un poco —repitió Dianne y volvió a revolverle el cabello.
—Y como vuelvas a revolverme el pelo, te querré menos aún —Dianne estaba por hacerlo de nuevo pero Bianca le sujetó con las muñecas—. No.
—Ok, ok, me rindo —levantó los brazos y se los llevó detrás de la espalda—. Pero me gustaría saber por qué estaba con una hindú que me decía que sienta lo que tengo en mi mano, si no tengo nada.
—Oh, pobrecita, tiene problemas —dijo ella, riendo y haciendo un gesto como de ''está loca''—. Mira Dianne, no tengo una jodida idea de qué hablas, sólo sé que tienes un papel arrugado en la mano hace como dos horas, e intenté sacártelo, pero lo apretabas tan fuerte que fue imposible. Como te habrás dado cuenta, mi plan b fue agitarte, y funcionó.
Dianne se miró la mano derecha, y efectivamente, tenía un folleto arrugado. Era claro que en su ‘’sueño’’, si es que se le podía decir así, no lo tenía. Y ahora sí.
—Hmmm —comenzó a frotarse la barbilla con la otra mano en una pose de pensadora—. ¿Qué puede significar esto?
—Tal vez si lo rehicieras, lo entenderíamos.
—Es verdad.
La chica desenvolvió la bola de papel y descubrió que decía: ‘’Brian Epstein, mánager. Para consultas llamar a…’’ y un número de teléfono.
—Oye, ¿Brian Epstein no era el mánager de The Beatles? —preguntó Bianca también leyendo el contenido.
—¿En serio?
Se rascó la cabeza, muy confundida. Ahí fue cuando comenzó a recordar todo.
La noche anterior, flashback.
—Bailas bien y todo eso, pero fue una apuesta.
—Lo sé, no soy tan idiota como parezco —respondió ella, indiferente a su mirada avergonzada—. Un conocido al que no conoces (y sí, conocido porque George Harrison era mega-archi conocido, pero Dianne no lo conocía realmente) de repente te invita a bailar. Hay que ser muy opa para no darse cuenta. No nací ayer.
Harrison pareció sorprenderse por el argumento de la chica, así que no se hizo para atrás como tenía pensado. No dejaba de sentirse avergonzado, ese tipo de cosas no iban con él. Odiaba a sus amigos por hacer ese tipo de apuestas. Pero, viéndole el lado bueno, ya no tenía que salir a la calle vestido de manzana.
—¿Y bien, qué era? —preguntó Dianne—. Si me usan para una apuesta, tal vez me gustaría saber cuál era la apuesta.
—Te parecerá estúpido —George Harrison rió entre dientes.
—He visto y presenciado tantas cosas estúpidas… Ojalá me pagaran.
—Tenía que vestirme de manzana, salir a la calle, y gritar para que me reconozcan. Definitivamente era mucho mejor pasar por opa invitándote a bailar.
—Definitivamente.
—Lo peor es… —dijo Harrison sintiéndose desgraciado total­— que yo mismo propuse lo de la manzana, porque estaba convencido de ganar.
—Suele pasar cuando eres cabezón. Espera, ¿no lo eres, o sí?
—Quiero creer que no.
—¡Dianne! —gritó alguien, y eso fue como música melodiosa para los oídos de Dianne.
‘’Gracias Dios, gracias Budas, gracias Alá, y gracias Alain Delon’’, agradeció para sus adentros el no tener que pasar más ratos incómodos junto a esa casi manzana gritona.
—El deber me llama —dijo, y se alejó.
Fin del flashback.
Parece que después se pasó un poco con la bebida (como ella supuso en un principio), aunque no tanto, pues el alcohol siempre hacía efecto en ella aunque fuera poco. Apenas durmió una hora en toda la noche, y al día siguiente se había dormido en la mesa antes de que Bianca le sirviera el té. A diferencia de ella, Bianca se encontraba perfectamente despierta, y Dianne no dudaba en que ella se había re contra pasado de copas. Pero no, se encontraba hecha una rosa. Típico momento en el que Dianne le tiene envidia a Bianca.
—¿Y? —preguntó su amiga haciéndola salir de esa nube de pensamientos.
—Acabo de recordar cosas que me gustaría no haber recordado.
—¿Cómo qué? —preguntó con una sonrisa pícara—. ¿Tal vez que bailaste con George Harrison?
Se llevó una mano a la boca y sintió unas tremendas ganas de cortarse las venas con la chucharita del azúcar. —Cómo.
—Chiquita, yo lo sé todo —y le guiñó el ojo como de superada.
—Dios, ¿por qué no me trajiste una amiga más normal, más despistada?
—Deja de pedirle cosas a Dios, que no te va a responder nunca —dijo, echando el agua caliente del té sobre la taza—. Aprende que a Bianca no se le va detalle.
—Bueno, yo apenas sé que andabas colgada del brazo de John Lennon.
—Jajaja, looser.
Dianne puso los ojos en blanco y formó una pistola con las manos. Hizo como que le daba a Bianca.
—Uh, o mai gad —se tocó la zona del corazón—. Me diste. Me muero, me muero, me muero. Decile a mi familia que la quiero. A Damián. A John.
Dianne estalló en una sonora carcajada.
—¿A John? —rió con fuerza—. Bianca, cada día más graciosa.
—Sí que sí —le volvió a guiñar el ojo, unas 10 veces, tan seguido que parecía un tick de drogada—. Nunca sabrás lo que pasó.
La chica respondió con un revoleo de ojos.
—Teléfono —dijo.
—Atiende tú, es tu suit, por cierto.
—Ah, no sabía.
Dianne se levantó y en un primer momento pensó que se caería, pero recuperó el equilibrio. Bianca se rió en su cara en vez de ir a preguntarle si estaba bien.
—Gracias amiga, te banco toda la vida.
Corrió a atender el teléfono, y se preguntó quién diablos podía tenerlo, sabiendo que era una suite en la que no permanecería más de una semana.
Dianne —dijo un Damián muy preocupado—. Acaba de llamarme Vito no sé cómo, está furioso. No sé qué carajos le habrás hecho pero parece serio.
Dianne tragó saliva, se empalideció, y olvidó que tenía que contestar.
—Dianne, ¿estás ahí?
—Le rompí su auto —murmuró—. Bueno, en realidad conseguí que alguien lo hiciera por mí.
Damián se llevó una mano a la frente del otro lado de la línea. Bianca observó a Dianne y en seguida supo que no todo iba bien.
—¿Quién es? —preguntó, un poco más dulce para ablandar las cosas.
Dianne no respondió, sólo sostuvo el auricular con las dos manos, porque estaba segura de que una no aguantaría el peso. Además, temblaba como una hoja de papel.
—¿Por qué lo hiciste? ¿Qué te hizo él para que le hicieras eso? Vamos, no me digas que no hay motivos.
Dianne empalideció más todavía y empezó a sentir que sus dos manos no bastaban para sostener el tubo del teléfono. Poco a poco se le resbaló, y cayó al suelo. Bianca corrió al oír el estruendo. Dianne tenía la mirada fija en la pared.
—Está bien, se acabó —Bianca tomó el tubo violentamente y se apresuró a decir: —A ver, imbécil, deja en paz a Dianne. Seas quien seas no vuelvas a llamar a este jodido número o me encargaré de que la policía sepa esto.
¿Bianca? —preguntó Damián.
—Ah, Damián —Bianca rió histéricamente—. Olvida lo que dije, te quiero mucho.
Ahora no me preocupa eso —respondió—. Vito y Dianne están mal como matrimonio, o eso creo, no es normal que la esposa le rompa el auto y que éste llame amenazando al amigo.
—Espera espera espera, ¿qué dijiste?
Dianne se golpeó la frente. Sólo con ver las expresiones de Bianca, sabía exactamente lo que Damián le decía.
Pues que al parecer, tuvieron una discusión o algo, y Dianne le rompió su coche (sabes cómo es ese tipo con el coche), y ahora está enfermo.
—Siempre fue enfermo —observó Bianca.
No es muy reconfortante saber que un enérgumeno está buscando desesperadamente a Dianne, no precisamente para decirle que la quiere. Sabes qué hacer, ¿verdad?
—Déjamelo a mí.
Bianca colgó el teléfono suavemente y miró a su amiga, quien al hacer contacto visual con ella, empezó a llorar.
—¿Y eso es todo? —terminó Bianca, tras escuchar todas las palabras de Dianne, con una voz paciente y dulce. A veces sabía ser buena columna, como para apoyarse en ella y no caerse.
—Eso es todo —respondió su amiga secándose la cara con un pañuelo.
—Ya verás que ese idiota no va a volver a tocarte ni un pelo. Si no, que pase por arriba mío.
Sonaba convencida. Dianne le agradeció con la mirada, pues no tenía ganas de mover sus brazos y abrazarla.
Vio que Dianne tenía hipo y que todavía respiraba fuerte. —Hey, tranquila… —la tomó por los hombros y la masajeó—. ¿Por qué no me contaste antes?
—No quería pensarlo —volvió a ‘’hipar’’ —. Y la verdad me funcionó. No lo pensé hasta ahora.
—Wow, quisiera poder olvidarme de las cosas así de fácil.
Dianne se dejó caer para atrás en el sofá y se tapó la cara con un cojín. —No tengo ganas de hacer nada. No quiero volver. No quiero trabajar.
Al menos eso fue lo que entendió Bianca, porque entre la voz pastosa y el almohadón por medio, era complicado.
—Bueno, quedémonos aquí —se encogió de hombros—. Aunque, no quiero molestarte ni apresurarte tampoco, pero sabes que pronto lo vas a tener que afrontar —antes de escuchar un quejido o un desmayo, agregó: —Estaré ahí, lo sabes. Todo tranqui si Bianca está cerca.
—Ñldgdgshsjssksdsfg…
Comenzó a reír. —Sí querida, está todo bien, lo que tú digas —se fue alejando lentamente—. Hoy será un gran día, habrá muchos eventos.
Cuando escuchó eso último, Dianne despertó mágicamente de su casi-sueño y se sentó, todo eso en menos de un segundo.
—¿Qué?
En ese momento se escuchó el ruido de la puerta cerrándose.

*

Bianca la llevó, o más bien la arrastró, hasta las puertas de un pequeño pub privado que parecía ser que The Beatles frecuentaban, muy íntimo, porque no había fans arremolinadas en la puerta ni nada parecido. Dianne sintió un alivio instantáneo, por un momento casi se le dibujó una sonrisa en la cara, pero se disolvió cuando recordó cómo y por qué estaba ahí.
—Sigo sin verle la gracia a esto —masculló, con los ojos entrecerrados y en un tono de reproche—. Si tanto te interesaba venir, ¿por qué no venías sola? ¿Por qué nos haces a los demás partícipes de tus cosas feas?
Bianca soltó una risa y tomó a Dianne del brazo. —¿Sabes? Si no vas a decir nada inteligente, no abras la boca.
Los comentarios de Bianca le recordaban mucho a su abuela, tal vez por eso la tenía como mejor amiga y la soportaba tanto. Finalmente se cruzó de brazos y accedió a que la tironeara del brazo.
—De acuerd… WUJUUUUU —ni bien ingresaron al lugar, escuchó ese temazo que se hace llamar Don’t be cruel, ese mega archi conocidísimo tema lanzado casi una década atrás. ‘’¿Hace cuánto que no escucho este tema?’’, era la pregunta que apareció en la mente de Dianne nada más escuchó ‘’please, let's forget the past, the future looks bright ahead’’ de la canción ya empezada.
Se despegó del brazo de Bianca para bailar, y lo primero que hizo su amiga fue una mueca, seguida de un ‘’no la conozco’’, y apartarse lentamente. No lo consiguió porque Dianne la tomó de los brazos y la hizo bailar con ella.
—Bueno bueno, ya está —dijo Bianca volviendo a su postura habitual y mirando para otro lado mientras se acomodaba el pelo. Dianne lanzó una carcajada haciendo el gesto de la mano, (http://es.blog.hotelnights.com/wp-content/uploads/2013/06/lenguaje-gestos-italianos-que-dices.jpg chicas, a éste gesto me refiero).
—No te hagas la diva Bian, te conozco —enarcó las cejas y tironeó de ella.
—Tal vez me gustaría bailar… —Dianne asintió satisfecha—. Pero no ahora. ¿Sabes? Acá hay gente importante, no sé dónde, pero sé que la hay. No quiero perder mi reputación.
Dianne volvió a reír y le colocó la mano derecha en el hombro. —No te preocupes, tú nunca tuviste reputación.
Bianca abrió la boca para responder, pero al distinguir unos sonidos (ni idea de cómo lo habrá hecho, pues ahí había más griterío que una jaula de monos hambrientos. Aunque sabemos que Bianca puede escuchar a diez kilómetros incluso, si se trata de algo que le interesa…). Se tapó sus labios con una de sus manos y la otra la usó para tapar la de Dianne. Por si acaso.
—¡Shh! Déjame escuchar —susurró.
—¿Ejcujar? —Dianne se libró de la mano de Bianca amenazando con dar un lametazo—. Escuchar acá es más imposible que…
—¡Cállate un poco! Uf, hablas más que Chaplin en Tiempos Modernos.
Vaya, qué gran ejemplo.
—Yo diría que cualquier persona habla más que Chaplin. Y más en Tiempos Modernos. Pobre Bianca, la noche ya te está afectando.
—Uy loca, ¡shh!
La agarró de la muñeca y la llevó al lugar de donde provenían las voces y risas. Una zona con mesas, bebidas sobre ellas, luz ambientativa roja, y la música más baja. La canción de Elvis acababa de terminar.
—Ey, ¿son ellos? ¿No falta uno…? —Dianne los señaló con el dedo pero Bianca le bajó la mano.
—No sabes lo que es la discreción, ¿verdad?
Dianne puso los ojos en blanco. Esa actitud ‘’normal’’ que estaba teniendo su amiga no le agradaba para nada. En realidad, normalmente era ella quien tenía que decirle que se calmara. Lo peor es que sabía el motivo de por qué hacía todo eso.
—Hola, John —Bianca la arrastró hasta la mesa y ahí le soltó la mano. La sonrisa en su cara era importante. Dianne confirmaba su teoría—. Nos atrasamos un poco. Ya sabes, tráfico.
 —¿De droga o de tampones?


Bianca arrugó la frente, y con una carcajada tomó asiento en uno de los taburetes.
—Hola Paul, hola Ringo.
Paul le saludó con un ademán, mientras que Ringo levantó su copa.
—Hola Paul, y hola Ringo —Dianne la imitó.
Le parecía extremadamente genial que Harrison no estuviera ahí, más después del baile desastroso que tuvieron. Prefería no recordarlo porque, de hacerlo, arrugaría la frente y apretaría las manos. Pero notaba la aburrición cada vez más cerca, así que decidió ir al baño para matar tiempo. Dio media vuelta y después de hacer algunos pasos, fue cuando se chocó con una persona no tan esperada, que además, traía una bandeja en manos, con una comida que tampoco nadie en el mundo se esperaba, y que cayó al suelo, víctima del choque. Lo que sea que fuera eso, ya no existía.
—¿Qué es eso? —preguntó Dianne, haciendo lo propio.
—Yo digo que podrías ayudar en vez de estar parada ahí —respondió él.
—¿Por qué debería hacerlo?
—Tal vez porque fuiste tú quien hizo que se caiga esta comida-no-calificada.
Dianne agarró los pedacitos de croquetas que había por todos lados con unas servilletas en las manos, y con indiferencia de siempre. Harrison también colaboró.
—Ahora pregunto, ¿qué eran?
—Dices eran porque ya no son, ¿verdad? —Dianne asintió y reía para adentro—. Croquetas.
—Vaya, que gracioso. Eso ya lo veo.
—Croquetas rellenas de delicias-no-legales.
—Oh, oh, oh —Dianne se llevó una mano a la boca—. Entonces espero que nadie las encuentre en el tacho de basura, porque si no, hola ocho años de cárcel.
—Preferiría que estuvieran en mi estómago y que nadie impertinente me las haya hecho tirar. ¿Sabes? Podrías ir a por otras, con tu cuerpo y cara.
—Todo en la vida no se puede.
Rió a medias y a lo lejos se escuchó una voz, de Richard.
—Harris, ¿trajiste las…? —miró la bandeja en las manos de George y al ver el puré de croquetas casi le dan 100 paros cardíacos, uno atrás del otro. Incluso se agarró el pecho—. ¿Pero qué?
George señaló a Dianne. —Fue ella.
—Yo no fui.
—Sí que fuiste.
—Oh vamos, le vas a creer a él, ¿con esa cara que tiene?
—¿Qué problema hay con mi cara?
—Hmm —Ringo se llevó el dedo índice a la barbilla de una forma graciosa—. Tienes razón. La culpa es de Harrison.

*

—Vaya que son aburridos —bostezó Dianne—. Yo pensé que siendo Beatles hacían cosas más interesantes.
—A ver, di alguna sugerencia de cosa interesante.
—Pues, no sé, ¿largarnos de este lugar tan feo tal vez? ¿No ven que sólo Bianca y John están acá por gusto?
Los tres jóvenes los observaron jugando al póker en la otra punta del salón.
—Sí, tal vez —opinó McCartney prendiendo un cigarrillo—. Pero de todos modos Geo, ¿no habías quedado acá con…?
—Puede ser, puede ser.
—Vámonos —dijo Ringo, y se levantó.
—¿Eh? —murmuró Dianne. Los tres Beatles se levantaron del sofá dejándola sentada a ella sola—. Pues, suerte.
—¿Suerte? —preguntó Paul, con una media sonrisa y mirando a George, que a la vez miraba a Ringo, y que éste no tenía a quién mirar porque faltaba Lennon, y Lennon era el que improvisaba siempre, así que le tocaba a él.
—Te vienes con nosotros.

* * *

¡Mis beautiesss! Antes que nada, capítulo súper dedicado a María Luján, que me animó mucho a escribir. Punto dos: el título del cap sí es sacado de una canción de Def Leppard (me re vicié con ellos últimamente). Tres: siento no haber subido los dos que prometía, pero pronto volveré a eso. :).
Fui a ver a KISS chicas, sí, a KISS. Así con mayúsculas para darle énfasis jajjjaja. Falté ése y dos días más a clase, me tuve que poner al corriente, y tuve un montón de pruebas. Sí chicas, aparte de todo, les escribe una Lu de 14 *tiran confeti*. Porrrr fin. Si no les aburre, les cuento. Cuando salí de la cancha de ver a KISS, empezó a llover a baldazos, y miren que soy exagerada a veces, pero esta vez hablo really really. Con mi papá nos olvidamos de donde habíamos dejado el auto, y dimos mil vueltas bajo la lluvia. Cuando llegamos al auto empapadísimos, el reloj justo marcaba las 00:00. Nunca empecé mejor un cumpleaños jajajjaj.
Bueno, muchas cuestiones que retrasaron una publicación mía. Pero más allá de mis cosas, hablen ustedes. So, prrrrregunta: ¿cómo estuvieron sus últimos días? Pueden contarme si quieren, si no, no jajajajja yo voy a quererlas igual, sus comentarios siempre me alegran, sean largos o no <3.
Abrazos, besos, muaaa :*.
Pd: ¡Y síganme en instagram, lo uso mucho! @lu_armndrz

8 comentarios:

  1. LUUUUH, MA' LOVELY. Oh por dios, necesitaba ya escribir eso en la caja de comentarios de la entrada de tu FIC, ya extrañaba muchísimo leer y qué bueno que has subido, demás que este capítulo estuvo muy curado jajajajaja.

    ¿PERO QUÉ? Beatles secuestradores de Dianne, o eso fue lo que comprendí. Bueno, pero me has dejado intrigada chica (expresión española, disculpa). Esa Bianca me cae re bien, y la parejita que hace con nuestro estimado Johnny hace 7u7 un contraste 7u7 muy gracioso, se han convertido en mi pareja favorita si es que algo no es oficial... es que falta ver leer al George y a Dianne más íntimos.

    Bueno, el caso es que se pone re intenso e interesante así que... espero que subas pronto ma' lovely! Que aquí ando abriendo blogger todos los días para leerlas, además que no leo tantas fics.

    Pos a mí me ha ido... lo bueno es que hay salud, pero de ti eso de ver a Kiss no es algo de todos los días, y también con tus 14 bellos años *llora recordando 2 años atrás*. Espero que tú estés re groovy.

    Cuídate mucho,
    besos!

    ♥ ♥

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  2. Hi girl Luuu.
    Pues aquí leyendo tu cap antes de lavarme los dientes jajaja. Aunque la mitad del cap me quedé con un poquito con, confundida más que nada porque no comprendi que a Dianne la dejaron sola pero todo lo demás me hizo mucho reír, es entretenido como lo narras y ay me cae muy bien Bianca, es una buena amiga a pesar de que se pase de lanza con Dianne jajaja.
    Y bien, tú sabes como me va ultimamente, con mucha presión en las materias. Pero sube pronto porque así con tus agradables capítulos yo me olvido de la terrible escuela, sobre todo los maestros.
    Y suertuda con el concierto de Kiss eh?
    Cuidate y saludos

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  4. Coincido con la piba de arriba, creo que todas nos vamos a ofrecer en adopcion a tu familia para que nos lleven a todos los conciertos jajjajaja. Todas queremos ser Armendariz!!!!
    Y ahora me pongo seria, aunque eso es complicado para mi: GRACIAS POR LA DEDICATORIAAAAAAAAA VOY A LLORAAAAAAR! En serio, fue muy lindo tu gesto :)
    Y qué, Dianne? Andás hiper drogada y soñás y tenés visiones? jajajajjaa me reí mucho, y encima Bianca, siempre ayudando taaaanto jajja.
    Me sorprendió, porque no me lo esperaba de ella, que Dianne le haya roto todo el auto el jodidisimo de Vito,aunque se lo merece, no pensé que fuera capaz, aunque ya sabemos que una mujer despechada es capaz de todo.
    Y pucha, qué aburridos resultaron estos Beatles,ahi es un bar,sin hacer nada (salvo John que está muy entretenido con Buanca...Dios,son iguales ellos)el resto un flor de embole aunque al fin proponen irse. Y Dianne irá, pese a que tiró al diablo junto a George las croquetas y pese a que su primer cercania fue todo producto de una apuesta más que tonta. Ya quiero leer qué pasará en esa salida grupal que harán, tanto qué pasará con Dianne y George, como con John y Bianca.
    Subi pronto Lu ,ya sabés que soy ansiosa!
    Un besooooo

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  5. Holiii, leí el capitulo ayer pero no tuve tiempo de comentar, tuve prueba de filosofía y la verdad q es una bosta, más q nada por la profe q es muuuy rarita.

    Jajaj cierto que Dianne le rompio, bueno mando a alguien, a romperle el auto a Vito, jajaj me causo gracia xque me hace acordar a las mujeres que le rompen el auto al ex o al novio q la engaño y salen por tv, encima la gente aplaude jajaj (yo tmbien lo haria XD).

    Mmmm Bianca y John... apa jaja y falta que se acerquen aun mas Dianne y George, bueno lo hace a su tiempo y me parece bien.
    Besos Lucy !! ♥ saludos

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  6. Hola darling! Disculpa estar tan perdida, pero sabes, no es que frequene muchisimo blogger, so...
    HBD!! Jajajaj Pues, para tu información ahora te escribe una Valentina de 13, yeah yeah.
    Great el capi, jajajj Amo a Bian, es lo máximo jajajaj y John.. well well, veo algo aproximarse.
    No siendo más, te mando un super abrazo de cumpleaños superatrasado y nos vemos. Byeee

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  7. Lucy in the skyyyyy

    Ay querida! Perdón por llegar tan tarde a leerte! Es que estoy a full con la esc, el pre y el cansancio sobre todo! Todos los días tengo asuntos pendientes con la siesta Jajaja

    Ame el cap! Me he dado cuenta que soy muy parecida a Bian en el sentido de hacer bromas a mis amigas jajaja soy muy burlesca, tengo que admitirlo y me encanta lo que haya entre ella y John

    Jajaja no puedo creer que la apuesta de Harris era disfrazarse de una manzana verde gritona, me lo imagine tipo como la manzame de hey apple! No se si la conoces jajaja soy mas flashera que Di con sus sueños...

    George llevaba en su bandeja croquetas locas? Siempre tan drogones estos beatles... Me muero por saber a donde se llevan a Dianne, fue muy misterioso todo eso!

    Concuerdo con Maria Luján y la chica de arriba! Quiero vivir con los Armendariz! Jajajajaja es muy gracioso que ese sea tu apellido. Es que sucede que uno de mis amigos se llama Lucas Armendariz! Si no fuera por diferencia de dos letras se llamarían igual, y bueno eso es lo que me causa risa jajaja no me hagas caso!

    Wujuuuu estoy leyendo a una Lu de 14! Que genial

    Bueno, cuidate, te mando un beso enorrrme. Tq

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  8. Luu,me puse a el día con tus capítulos soy nueva Lectora ,Me encanta el fic :3

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